¿De dónde nació la necesidad o el impulso de hacer un mapeo mundial de compositoras?
Nace después de la reflexión, de darme cuenta de que no había conocido a ninguna referente, no había tenido a ninguna mujer en quien inspirarme, ni ninguna compositora, musicóloga, intérprete... Me di cuenta de esto durante la pandemia, en el confinamiento en nuestras casas por el covid-19, y ahí entendí que no podía cometer el mismo error que mis docentes habían tenido conmigo. Como profesora, tenía que poder aportar a mi alumnado la historia de la música de manera completa, incluyendo a todas esas mujeres que han sido invisibilizadas.
¿Tuvo que poner límites en la investigación? ¿Influyó esto en los criterios?
Tuve que limitar la investigación porque al final es un proyecto que estoy llevando a cabo yo sola. Entonces, es un mapa interactivo que contempla a compositoras, pero esas compositoras son de música de tradición escrita, de música académica, porque principalmente esa es mi especialidad. Luego, por otro lado, el otro requisito era que de todas y cada una de ellas pudiera aportar una grabación de su música, porque me interesa que el mapa tenga vida, sea sonoro, porque de esa manera el alumnado podrá tener una muestra sonora de lo que estas mujeres hicieron.