Fuera del Reino Unido, posiblemente muy poca gente haya oído hablar de Ethel Smyth, la creadora de La marcha de las mujeres, que se convirtió en el himno de las sufragistas británicas de principios del siglo pasado. Aunque no se sea aficionado a la música clásica, todo el mundo sabe quién es Mozart, acaso uno de los compositores más famosos de la historia. Menos, sin embargo, conocerán a su hermana Anna Marie, música y compositora igual que él, y de talento también precoz. Robert Schumann ha pasado a la historia de la Clásica, pero su mujer, Clara Wieck, brillante compositora y pianista, apenas se la cita en esa historia, y cuando se hace, reza como la esposa de Schumann o, todo lo más, como Clara Schumann. Fannie Mendelssohn no tiene el reconocimiento de su hermano Felix, a pesar de su vasta obra muy valorada por los iniciados. Nadia Boulanger, que vivió hasta finales de la década de los 70 del siglo pasado, desarrolló un método de enseñanza de la música que aún no ha sido superado.
En ese agujero negro que ningunea a Ethel, Anna Marie, Clara, Fannie o Nadia hay muchísimas más compositoras importantes de la historia de la música que en los últimos años están siendo reivindicadas desde lugares muy diferentes, la mayoría impulsadas por otras mujeres para que no se las olvide, y dando a entender que como a los hombres siempre se les ha reconocido su obra y espacio en la historia, con ellos no va el asunto de reivindicar nada ni recordarlas.
Una de esas mujeres que luchan para que las grandes compositoras no se olviden es la musicóloga valenciana Sakira Ventura. En plena pandemia creó un mapa virtual interactivo que a golpe de ratón puso a cada una en su sitio (svmusicology.com/mapa). Con la humanidad entera encerrada en casa "la actividad en las redes sociales te hacía olvidar el caos e incertidumbre que vivíamos", recuerda ahora Ventura. "Disfruté muchísimo en charlas y conferencias en torno a arte y cultura y descubrí la cantidad ingente de información que proporcionaban. Eso me animó a una idea que me repetía hacía tiempo: poner a las compositoras en un mapa. Y eso hice literalmente". Para ella, sin embargo, la forma de llegar a la información no era sencilla, así que quiso darles un acceso más atractivo. El parón del planeta ayudó: "Tenía claro antes que quería poner mi granito de arena en la visibilización de la mujer en la Historia de la Música y a ello he estado enfocando mis investigaciones desde que cursé la especialidad de Musicología, pero es cierto que la situación tan delicada que estábamos viviendo me sirvió para convencerme todavía más. El parón forzoso me proporcionó el tiempo necesario".